martes, septiembre 02, 2008
No me entiendo
—Hoy, pienso en una cosa y un minuto más tarde estoy pensando en otra. Mi mente siempre se mantiene en acción. —Me decía tratando de relajarme.
—Hoy me quejo de algo, pero más tarde me estoy riendo de ello. —tratando de sonreír con esfuerzo, quizás las actividades que hago durante el día no me ayudan a lograr mi meta.
—Esto lo hago por entretenimiento o tiene fin? —Las manecillas del reloj empezaron a girar lentamente y empecé a reflexionar: esto fue como un despertar.
Tomé un libro de ciencia ficción y empecé a leer una página para explorar mi imaginación e inspirarme para renovar mis pensamientos. No faltó mi taza de café que me da energía durante el día.
Antes de salir de mi casa me vi en el espejo, di gracias al autor de la vida por los años que ha permitido respirar en este bello planeta. Cuando me miraba fijamente se me nublaba la vista.
—hay ciertas cosas que no con claridad —me decía a mi mismo tratando de ver en otro lado.
Los años han pasado y he podido confirmar que cada etapa de la vida trae sus propios desafíos, retos, luchas, llantos y logros. — No me queda de otra: Vivir una día a la vez.
He tenido momentos de angustia, tristeza, soledad ...Esas etapas de la vida me han ayudado a madurar. Viendo el lado positivo también he vivido momentos agradables, lleno de felicidad, alegría y buen sentido de humor.
—Hay emociones negativas que no permite vivir el momento. —me decía tratando de entender las experiencias vividas que no quisiera que repitiera.
Andaba en busca de la felicidad y escuche una voz interna.
—La felicidad no se ve, no tiene peso, no tiene límite, no tiene color, no se siente: es parte del ser. —Esto me suena muy complicado. Buscaba una fórmula sencilla.
—La felicidad se vive porque viene de Dios. Dios no es emoción. —seguí escuchando esa voz interna que me estaba despejando la vista—. Cuando alguien dice que está feliz está expresando una afirmación. La felicidad es parte de la vida. —seguía escuchando fuertemente.
—¿Qué es lo que no nos deja vivirla? —lancé una pregunta como si alguien estuviera a mi lado.
—Las estructuras que te has creado — volví a escuchar silenciosamente. Hice una lista de mis estructuras mentales: actuar de una manera que parezca bien a los demás, ser como ellos, tener ciertas posesiones. —la lista seguía creciendo, pero ya no quise continuar. Aparentemente si alguien cumple estos requisitos, sería feliz.
—No, son solamente estructuras. —dije y continué con más preguntas.
—¿Qué es la tristeza? —Me volví a preguntar ya que el diálogo interno se estaba prestando.
—Es una emoción temporal —escuché desde el fondo de mi ser —Llegué a la conclusión que esto se experimenta cuando alguien nos hiere o nos lastima, pero solamente pasa si le damos consentimiento a la otra persona. Nadie nos puede herir sin nuestro permiso.
Me encontraba todavía ante el espejo y la vista aún lo tenía nublada.
—¿Hay algo que debo trabajar en mi persona? —Me pregunte—. No me entiendo. —Dejé de verme físicamente y me interiorice.
—Para vivir la felicidad es necesario: Aceptarla. —dije mientras que estaba dando un paso fuera de mi casa.
—Es una propuesta del creador. —dije en voz alta, un vecino solo se me quedaba viendo.
—La vida está lleno de sorpresas. Quiero que vivir un día a la vez.
Por Salvador Zacarías
Revisado 10.13.16
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